Fe a prueba de fuego

Fe a prueba de fuego

Sus ropas no eran a prueba de fuego, ¡pero su fe sí lo era, y eso los salvó! El rey Nabucodonosor no podía creer lo que veían sus ojos. Se los frotó una y otra vez. Se acercó tanto como las implacables llamas le permitieron; y entonces gritó: “¡Sadrac, Mesac, Abed-Nego, salgan!”

La historia de los tres jóvenes en el horno de fuego en Daniel 3 es un excelente ejemplo de fidelidad.

No sé tú, pero cada vez que escucho “a prueba de fuego”, pienso en algo indestructible. ¡Y vaya que ellos tenían una fe inquebrantable en Dios! Ni siquiera una sentencia de muerte los hizo dudar.Para ellos, la prueba llegó en forma de una enorme estatua de oro a la que se negaron a adorar. Pero para ti, puede que se vea diferente.

Fidelidad en las buenas y en las malas

Déjame hablarte de manera personal por un minuto. En mi corta estadía en esta tierra, he experimentado dolor, dejado ir amistades, e incluso he tenido que cambiar de trabajo para salir de una situación en la que mis principios estaban en juego. Sin embargo, no importa cuánta incertidumbre representaba el elegir mantenerme firme en mis creencias, te puedo decir que Dios nunca me dejó sola en el proceso, tal como no dejó solos a los tres jóvenes fieles en el horno de fuego.

Cada una de esas experiencias solo ha fortalecido mi fe en Dios y me ha acercado más a Él. Esperar lo mejor en situaciones como estas es normal. Sin embargo, saber que Dios no siempre actuará como quieres y aun así estar en paz con eso, requiere mucha confianza.

No te estoy diciendo que tu próximo horno de fuego será pan comido. Pero déjame decirte algo: cuanto más ejercites tu confianza en Dios hoy, mejor preparado estarás para ejercitarla mañana.

Una cuestión de confianza

¿Quieres una fe a prueba de fuego como la de los tres jóvenes de Daniel 3? La clave es la confianza. Y si quieres fortalecer tu confianza en Dios, la clave es conocerlo profundamente. Porque ¿cómo podemos confiar en alguien que no conocemos?

Empieza a pasar tiempo significativo y de calidad con Dios cada día. Cuanto más lo hagas, más verás cómo, a través de las llamas o las aguas, Él nunca te abandona.

“Si somos arrojados al horno de fuego ardiente, el Dios al que servimos puede librarnos de él, y nos librará de las manos de su majestad. Pero aunque no lo haga, queremos que sepa, su majestad, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la imagen de oro que ha erigido”. Daniel 3:17-18.

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