¿Mantener tu espacio ordenado es una lucha diaria? Mantener las cosas en su lugar siempre ha sido un reto para mí. A medida que he ido creciendo, he aprendido a valorar el orden. Poco a poco, me he entrenado para asignar lugares específicos a las cosas y mantenerme fiel a ese sistema.
“El orden es la primera ley del Cielo”, solía decirme mi madre. Ahora que tengo mi propia familia, lo entiendo. El orden no te compra la entrada al cielo (nada lo hace), pero sí puede convertir tu espacio en un pedacito de cielo en la tierra.
Hace poco más de un año que disfruto de vivir con mi mejor amigo (mi esposo). Aunque el orden no se nos da naturalmente a ninguno de los dos, hemos desarrollado sistemas para intentar mantener todo bajo control y apoyarnos mutuamente. Es un proceso de aprendizaje constante, pero estamos comprometidos.
El orden importa
No sé si te pasa, pero el nivel de orden en mi entorno afecta mi bienestar emocional de una manera impresionante, para bien o para mal. Dios es un Dios de orden, y desea que vivamos vidas llenas de paz y propósito. He aprendido que empezar por ordenar tu espacio es un gran paso, pero no deberíamos detenernos ahí. También deberíamos buscar ordenar nuestros hábitos de sueño, alimentación y finanzas para vivir vidas que glorifiquen a nuestro Creador.
Hoy quiero compartir contigo cuatro tips de orden que, estoy segura, beneficiarán tu bienestar emocional y espiritual:
Conserva lo que importa
El desorden—físico o emocional—puede ahogar lo que realmente tiene valor. Ordenar tu casa o tu agenda crea un margen para escuchar a Dios con mayor claridad. Mientras eliminas lo innecesario, pregúntate: ¿Qué hay en mi vida que representa una carga que Dios nunca me pidió cargar? – Hebreos 12:1
Invita a Jesús en las pequeñas cosas
Doblar la ropa o desempolvar puede que no parezca algo “santo”, pero cuando se hace con intención, hasta esas tareas pueden convertirse en momentos sagrados. Susurra una oración mientras limpias. Que esos instantes se conviertan en un tiempo especial con Jesús. – Colosenses 3:23
Ordena como un acto de mayordomía fiel
Tu hogar es un regalo, y administrarlo bien es una forma de mayordomía. Ordenar como acto de mayordomía significa cuidar lo que Dios te ha dado para poder bendecir a otros, ya sean tu familia, amigos o incluso desconocidos. – 1 Pedro 4:10
Usa la regla de los diez minutos
Al final del día (o antes de dormir), pon un temporizador de 10 minutos para ordenar solo un espacio. Puedes hacerlo en la cocina, sala o baño. Este pequeño hábito diario evita el agobio y fomenta la constancia.
El orden no se trata de buscar la perfección, sino de crear espacio para la paz, la claridad y la comunión con Dios. Cuando cuidamos nuestros hogares y nuestro entorno con intención, reflejamos el orden y la belleza de nuestro Creador. Que al ordenar no solo despejes el desorden, sino que también aquietes tu corazón para que puedas escuchar Su voz suave y apacible cada día con mayor claridad.
También te puede interesar: