La benignidad se define como la cualidad de ser moralmente bueno o virtuoso. Al desplazarme por las redes sociales, a menudo encuentro videos donde un ser humano realiza un acto de benignidad fuera de lo común hacia otra persona o animal, generalmente acompañado de la frase “fe en la humanidad restaurada,” ya sea en el título o en la sección de comentarios. Encuentro cada historia que veo increíblemente inspiradora, pero todo esto también me hace pensar: ¿No es así como debería ser siempre?
En un mundo donde abunda la maldad y los actos de benignidad parecen tan aislados, nosotros, como seguidores de Jesús, estamos llamados a expresar este fruto del Espíritu más que nunca. ¿No sería increíble que, a través de nuestra benignidad, en lugar de simplemente llevar a otros a experimentar una fe restaurada en la humanidad, diéramos un paso más allá y los lleváramos a experimentar una fe restaurada en Jesús? La fe es el siguiente fruto del Espíritu del que hablaremos.
Benignidad sin agendas
El fuerte de Dorcas era expresar benignidad sin una agenda, o al menos sin una agenda egoísta o secreta. Fue conocida por su ayuda desinteresada a los desamparados. Y dedicó su vida a canalizar el talento como costurera que Dios le dió para bendecir a su comunidad.
No encontramos mucho escrito en la Biblia sobre ella. Pero, con lo poco que tenemos, es suficiente para ver cómo su enfermedad y muerte impactaron a su comunidad. Hechos 9:38-39.
Impactando con tu benignidad
Quizá solo sea yo, pero eso de “impactar” suena un poco violento. Sin embargo, Romanos 12:21 dice que debemos vencer el mal con el bien. Si ese es el caso, no podemos ir por la vida ofreciendo una benignidad débil, tímida, inestable e indecisa. ¡Tenemos que ser atrevidos!
La historia de Dorcas en el capítulo 9 de Hechos no termina con su muerte. ¡Resucita! No te daré los detalles porque no quiero arruinar la historia; ¡puedes leerla tú mismo! 😀 Hechos 9:36-43. Su muerte fue un gran acontecimiento en la ciudad porque su vida también lo fue.
Del ejemplo de Dorcas aprendemos a usar los talentos que Dios nos ha dado para el bien de los demás. De su vida, aprendemos a vivir la benignidad, no solo en teoría, sino en la práctica.
Estoy segura de que tienes muchos talentos. Así que hoy te reto a que elijas uno y pienses en las maneras en que puedes impactar a otros para bien.
También te puede interesar: