After the yes Despues del sí

Después del SÍ

Dijiste que sí. La memoria de ese momento se repite en tu cabeza una y otra vez. Estás lista para la próxima etapa de tu vida. Sabes que Dios es el autor de tu historia y sientes paz en tu interior. Decir que estás emocionada sería quedarse corta. Pero, ¿y ahora qué?

La manera en que los compromisos se presentan en la Biblia es algo diferente a nuestro contexto actual. Sin embargo, honrar a Dios es un principio que permanece a través del tiempo y las culturas. ¿Te estás preparando para decir “sí, acepto”? Aquí tienes algunos consejos prácticos para navegar esta temporada:

Manténgan a Jesús en el centro de tu relación

Si aún no han desarrollado el hábito de buscar a Cristo juntos cada día, ahora es el momento de hacerlo. Aprende a decirle sí a Jesús todos los días. No puedes esperar sentirte cómodo haciéndolo en el matrimonio si no han cultivado primero este hábito juntos. Establezcan metas espirituales realistas como pareja. Esta es una temporada hermosa y memorable. Invita a Jesús a ser el personaje principal de tu historia. Créeme, esto hará que este tiempo sea aún más especial.

Busquen orientación e información

Lean libros juntos sobre todo tipo de temas: comunicación, sexualidad, finanzas. Hagan que el proceso de aprendizaje sea divertido y enriquecedor. Hablen en detalle sobre estos temas y cualquier otro que consideren esencial. Comunica tus necesidades y preferencias, y desarrollen acuerdos bien definidos y justos. Busquen consejería prematrimonial con alguien con quien ambos se sientan cómodos.

Fortalezcan la comunicación y la resolución de conflictos

Practiquen una comunicación abierta. Revisen sus valores y principios innegociables. Hablen sobre cualquier resentimiento del pasado y ejerciten la tolerancia y la gracia. Practiquen intencionalmente el desinterés propio y el perdón cada día. Afinen sus habilidades para escuchar. Aprendan a navegar los conflictos con sabiduría. Conviértanse en expertos en comprender y manejar los temperamentos del otro.

Lleguen a un acuerdo sobre los roles y la unidad

Conversen claramente sobre los roles y expectativas en el hogar. Comiencen a asumir esos roles desde ahora. Aprendan a ser un apoyo mutuo. Recuerden que están preparándose para convertirse en “uno”. Empiecen a tomar decisiones juntos. Comprendan las fortalezas y debilidades del otro y trabajen en complementarse.

Establezcan límites saludables

En cuanto a los límites físicos, consideren la duración del compromiso y aprendan a regularse. Dado que están formando una nueva familia, también deben aprender a establecer límites saludables con sus familias en todos los aspectos. Su nueva familia se convierte en la prioridad. Hacer esta transición requiere honestidad e intencionalidad por parte de ambos.

Acuerden un presupuesto juntos

Este es un punto crucial. El dinero es una de las principales razones por las que las parejas discuten. Aunque mi esposo y yo no combinamos nuestras finanzas hasta que nos casamos, fuimos honestos sobre nuestras responsabilidades financieras, deudas y expectativas. Una de las cosas que hicimos cuando sabíamos que nos dirigíamos hacia el compromiso fue crear y colaborar en un presupuesto semanal para las compras del supermercado. Hacer las compras juntos cada semana y cocinar nuestras comidas nos ayudó a tener una idea realista de nuestras necesidades nutricionales, preferencias, expectativas y logística de cocina y limpieza. Esto nos ayudó a entrar al matrimonio con una mentalidad más organizada.

Aprendan a manejar las presiones y expectativas externas

No permitan que las presiones culturales o familiares dicten sus decisiones sobre la boda o el matrimonio. Están creando una sociedad de por vida con su futuro cónyuge para honrar a Dios y honrarse mutuamente. Aunque organizar una boda puede ser abrumador, recuerden que el matrimonio es más importante que el día de la boda. Enfóquense en prepararse para decir sí a un pacto de por vida. Es mucho más que solo un evento.

“Mejores son dos que uno, porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero…”
Eclesiastés 4:9-10

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