¡Todas las películas deberían tener un final feliz! Puede que sea una soñadora, pero realmente creo que así debería ser. Cada vez que miro una película que resulta no tener un final feliz, me quejo por el tiempo perdido y digo: “¿En qué acabo de desperdiciar mi vida?!” Al escuchar mis quejas, mi madre responde: “Querida, así no funciona la vida, no todo siempre tiene un final feliz.” Sin embargo, yo no estoy de acuerdo con ella. Déjame te explico por qué 😉
Verás, una película está compuesta de 3 elementos básicos:
La introducción, la parte de la película donde el espectador entiende de que se trata la película.
Luego sigue el conflicto. La parte de la película que está caracterizada por la confrontación. Es en esta parte de la película donde el protagonista usualmente afronta algún tipo de problema. Durante el conflicto, el protagonista se enfrenta a sentimientos de confusión, y generalmente a la toma de una o más decisiones de vital importancia. En algunos casos durante esta parte de la película el protagonista atraviesa una etapa de dolor y sufrimiento.
Sin embargo, la resolución es mi parte favorita, porque es justo en la parte de la resolución, cuando los conflictos dejan de ser y el protagonista consigue su final feliz.
Yo no se en que “parte de la película” se encuentra tu vida. Tal vez todavía se encuentra en la introducción. Tal vez estás tratando de comprender algunas cosas que para ti que aún no tienen sentido. O tal vez, te encuentras en la etapa de conflicto. Tal vez las cosas para ti parecen solo ir de mal en peor…
Si estás atravesando por una etapa de dolor y sufrimiento, déjame decirte, querido amigo que tu final feliz viene en camino. Existe una maravillosa promesa en Romanos 8:28 que así lo afirma, y yo lo creo.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. – Romanos 8:28 RVR 1960
Pronto, muy pronto todos recibiremos nuestro final feliz. Un final tan feliz que ni siquiera la mejor película de Hollywood podrá igualar.
“Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.” – Apocalipsis 21:2-4 RVR 1960
Este sí que es un final feliz, de hecho, ¡el mejor de todos! Así que, aférrate a la promesa ¡porque tu final feliz viene en camino!