Para algunas personas la confianza llega fácilmente. Este no es mi caso. Confiar en los demás es uno de los mayores desafíos que enfrento. Cuando era adolescente, solía poner a prueba a mis amigos para ver si podía confiar en ellos. Sé que parece tonto… no te preocupes, ya no hago esto. Mi viaje para aprender a confiar en Dios tampoco ha sido fácil. Sé que necesito confiar en Él, pero es más fácil decirlo que hacerlo.
A pesar de mi falta de confianza, Dios ha sido increíblemente maravilloso y paciente conmigo. He tenido tantas malas experiencias confiando en otros, que ahora estoy siempre a la defensiva, siempre verificando dos veces para asegurarme en quién puedo confiar. Debes ganar mi confianza para que pueda confiar en ti. Dios no siempre ha sido la excepción a eso, y no me enorgullece admitirlo.
El Señor le dijo a Abraham:
“Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”.
– Génesis 12:1
Cada parte de este versículo probablemente sonaría mal si no contara el final de la historia. Dios le dice a Abraham que abandone su casa, su país y se mude a un lugar que Él le mostrará. Hay tantas cosas que levantan una bandera roja en mi cabeza… por ejemplo: ¿Cuándo? ¿Qué tierra? Y lo más importante, ¿dónde? Pero Dios decidió revelar esto en un momento posterior, y nada tiene sentido.
Menos mal que Dios llamó a Abraham y no a mí en este momento, porque más adelante, el versículo 14 me deja boquiabierta: “Entonces Abram se fue, tal como el Señor le había dicho”. Y así, Abraham se va. Sin hacer preguntas, sin necesidad de direcciones. Simplemente va. Yo nunca me atrevería a conducir a un lugar sin direcciones, y mucho menos pensar en mudarme allí. Pero Abraham lo hizo. Esa es confianza.
Lo más importante, en mi opinión, de esta historia es esto: no cuestionas a dónde vas cuando confías en la persona que conduce.
La parte más difícil para mí acerca de aprender a confiar en Dios es que, cuando revela algo, pero me da solo un 10% de la información, realmente me frustra. Sinceramente, Dios tiende a llevarme al límite, pero me alegra que lo haga, porque de esta manera he crecido en mi caminar con Él. También me ha mostrado que puedo confiar en Él día a día mientras cumple sus promesas en mi vida. Y aunque no siempre tiene sentido, al igual que no lo tenía con Abraham, sé que puedo confiar en Él porque sé que tiene un plan perfecto para mi vida.”