Dios es un Dios que multiplica. ¿Alguna vez te has preocupado de que tu fe sea muy pequeña? ¿Adivina qué? En las manos del Maestro, un pequeño grano de mostaza llega muy lejos. ¿Sientes que tienes pocos o ningún talento? ¡En las manos de Dios, se multiplican! Nada es demasiado pequeño o insignificante cuando se pone en las manos de Dios porque Él es un Dios que multiplica.
Aquí hay tres lecciones de la historia de los cinco panes y dos peces que me gustaría compartir contigo hoy:
Jesús se deleita en multiplicar
¡Jesús disfruta convertir poco en mucho! No importa cuán escasos sean tus recursos, ¡ocurren milagros cuando los pones a los pies de Jesús! –Juan 6:9
Jesús se preocupa por tus necesidades y las necesidades de los demás
Después de un largo día de predicación, Jesús sabía que la multitud tenía hambre. No tenían comida ni una fuente cercana para obtenerla. Aquellos que se habían reunido para el alimento espiritual ahora necesitaban sustento físico. El cristianismo práctico no se trata solo de predicar; también implica satisfacer las necesidades físicas de los demás dentro de nuestras posibilidades. Amar a los demás como lo hizo Jesús significa buscar activamente a los hambrientos, sedientos y necesitados, incluso cuando dudamos de nuestra capacidad para marcar la diferencia. –Juan 6:11
Cuando Jesús multiplica, ¡Él multiplica!
Después de alimentar a una multitud de cinco mil con el almuerzo de un joven fiel, todavía quedaban doce canastas llenas de comida. Todos comieron hasta quedar satisfechos y aún quedaban doce canastas. Cuando Dios bendice, Él bendice abundantemente. –Juan 6:13
Si has sentido el deseo de hacer algo por Jesús o por alguien pero te has detenido porque has sentido que tus recursos o talentos no harían la diferencia, esta es tu señal para confiar tus talentos y recursos en las manos del Maestro.
Recuerda siempre: ¡Dios es un Dios que multiplica!
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