Una vasija de aceite era todo lo que tenía. Hacerle frente a los gastos después de la muerte de su esposo había sido una lucha, pero ella había logrado salir adelante. Sin embargo, apenas estaba sobreviviendo, cuando los siniestros dedos de una deuda pendiente arrebataron su paz. Y ahora iba a perder a sus hijos a causa de ello.
La historia de la viuda en 2 Reyes 4 es una historia que ejemplifica el significado de la fe en acción.
Cuando Eliseo le dice a la viuda que envíe a sus hijos a recoger las vasijas de sus vecinos, ellos van. No cuestionan el proceso. En cambio, presentan ante Dios lo que tienen y actúan sin vacilar. 2 Reyes 4:5
Es entonces cuando ocurre el milagro. La viuda llena una de las vasijas con su aceite; luego llena la segunda, la tercera, la cuarta, y así sucesivamente. Llenan todas las vasijas que tienen en casa y las de sus vecinos. Cuando ya no pueden llenar más vasijas, su propia vasija de aceite se agota.
Y entonces, ella es llamada a actuar, una vez más por fe, pero esta vez con su fe fortalecida. Ella y sus hijos venden el aceite y pagan su deuda.
Si te encuentras hoy en una situación similar a la de la viuda, recuerda que su Dios y tu Dios son el mismo, y Él es capaz.
Aquí hay algunas ideas de la historia de la viuda que pueden ayudarnos a navegar por una situación similar.
Identifica tu aceite.
A la viuda se le llamó a identificar las cosas que tenía a mano para trabajar – 2 Reyes 4:2 ¿Cuál es tu “aceite”? ¿Es una computadora? ¿Un auto? ¿Una cámara? ¿Eres un gran cocinero? ¿Tienes habilidades excelentes en relaciones interpersonales o comunicación?
Identifica tu comunidad.
Los hijos de la viuda fueron a sus vecinos para recoger las vasijas donde poner el aceite desbordante.
Identifica la oportunidad.
Venden el aceite y pagan su deuda.
Obedece la voz de Dios, incluso cuando no tenga sentido. Cuando Él dice ve, habla, pregunta, recoge, vende, sé diligente, hazlo. Sin preguntas, sin vacilaciones, simplemente actúa y mira cómo suceden los milagros.